lunes, 23 de febrero de 2015

DESECHANDO LOS VENENOS 
PARA EL CORAZÓN



Salmos 119:35-37 (RVR1960)

Guíame por la senda de tus mandamientos, Porque en ella tengo mi voluntad.
Inclina mi corazón a tus testimonios,
Y no a la avaricia.
Aparta mis ojos, que no vean la vanidad;
Avívame en tu camino.


Muchos de los problemas que hoy en día vivimos en el mundo entero como las guerras, injusticias, corrupción y la degradación de los valores, entre otros males, han nacido del corazón del hombre lleno de codicia. Avaricia, vanidad y orgullo. Es fácil que cualquiera de nosotros caiga en estas debilidades del carácter humano. Es por eso que El Señor nos deja en su palabra el mecanismo adecuado para no permitir que estos grandes males sigan haciendo desastres en nuestros corazones.

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