lunes, 12 de enero de 2015

TOMADA DE UNA COSTILLA

TOMADA DE UNA COSTILLA

El inicio de todo...

Génesis 2:7 "Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz, aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

Génesis 2:18 "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él."

Génesis 2:21-22  "Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre."

Hoy en día…

Bendita sea la hora que al Señor se le ocurrió la idea de crear para el varón una compañera, y no cualquiera, sino que puso especial dedicación para darle al hombre el galardón más hermoso que pudiera recibir, porque no hay ayuda idónea mejor para el hombre que la mujer.

Muchas veces el varón no tiene todas las respuestas ante las situaciones de la vida, y es cuando la mujer con amor y tesón le brinda apoyo y alientos para levantarlo y seguir adelante, definitivamente que sabio fue Dios al crearlas.

La misma creación habla de la existencia de Dios, y no sólo por la majestuosidad de los mares, los cielos, la tierra, las estrellas y el universo, sino de un ser tan hermoso, que puede ser tan tierno y delicado, pero a la vez tan fuerte y valiente, o sino que lo digan las que han sido madres, al dar a luz y en la valiosa tarea de la formación de un hijo.

Ninguna de las otras creaciones de Dios puede igualar la mirada tierna de una madre que ve por primera vez a su hijo, y qué decir de la dulce voz de la esposa susurrando palabras de amor al oído su amado, el sabio consejo de una amiga o una hermana, y la hermosa y restauradora sonrisa de una hija.

No hay suficientes palabras para agradecer al Creador por semejante galardón, ni los ríos de tinta que han gastado los poetas, ni los kilómetros de lienzos invertidos en hermosos cuadros obra de los pintores, ni las esculturas hechas de talentosas manos son suficientes, para dar gracias a Dios y homenajearlas.


El Señor en su infinita sabiduría le dio al varón una preciosa tarea, dándole la dicha y la responsabilidad de amarlas así como Cristo ha amado a su iglesia, y son los varones esforzados y valientes que aceptan este maravilloso encargo divino con todo el gusto y el placer, porque las mujeres, contraste entre lo delicado y lo fuerte, solamente pueden ser tratadas con excelencia, usando la cualidad más hermosa que Dios puso en el hombre al crearlo a su imagen y semejanza, y dicha cualidad es el amor. 

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