TOMADA DE UNA COSTILLA
El inicio de todo...
Génesis 2:7 "Entonces Jehová Dios formó al hombre del
polvo de la tierra, y sopló en su nariz, aliento de vida, y fue el hombre un
ser viviente.
Génesis 2:18 "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el
hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él."
Génesis 2:21-22 "Entonces
Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó
una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová
Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre."
Hoy en día…
Bendita sea la hora que al Señor
se le ocurrió la idea de crear para el varón una compañera, y no cualquiera,
sino que puso especial dedicación para darle al hombre el galardón más hermoso
que pudiera recibir, porque no hay ayuda idónea mejor para el hombre que la
mujer.
Muchas veces el varón no tiene
todas las respuestas ante las situaciones de la vida, y es cuando la mujer con
amor y tesón le brinda apoyo y alientos para levantarlo y seguir adelante,
definitivamente que sabio fue Dios al crearlas.
La misma creación habla de
la existencia de Dios, y no sólo por la majestuosidad de los mares, los cielos,
la tierra, las estrellas y el universo, sino de un ser tan hermoso, que puede
ser tan tierno y delicado, pero a la vez tan fuerte y valiente, o sino que lo
digan las que han sido madres, al dar a luz y en la valiosa tarea de la
formación de un hijo.
Ninguna de las otras creaciones
de Dios puede igualar la mirada tierna de una madre que ve por primera vez a su
hijo, y qué decir de la dulce voz de la esposa susurrando palabras de amor al
oído su amado, el sabio consejo de una amiga o una hermana, y la hermosa y
restauradora sonrisa de una hija.
No hay suficientes palabras
para agradecer al Creador por semejante galardón, ni los ríos de tinta que han
gastado los poetas, ni los kilómetros de lienzos invertidos en hermosos cuadros
obra de los pintores, ni las esculturas hechas de talentosas manos son
suficientes, para dar gracias a Dios y homenajearlas.
El Señor en su infinita
sabiduría le dio al varón una preciosa tarea, dándole la dicha y la
responsabilidad de amarlas así como Cristo ha amado a su iglesia, y son los
varones esforzados y valientes que aceptan este maravilloso encargo divino con
todo el gusto y el placer, porque las mujeres, contraste entre lo delicado y lo
fuerte, solamente pueden ser tratadas con excelencia, usando la cualidad más
hermosa que Dios puso en el hombre al crearlo a su imagen y semejanza, y dicha
cualidad es el amor.

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