lunes, 4 de mayo de 2015


CALMANDO LA TEMPESTAD




Mateo 8:23-27

Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo.

—¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!

—Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?

Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.

Los discípulos no salían de su asombro, y decían: "¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?"

El Señor Jesús es el único que puede calmar nuestras tormentas, es el único que da fuerzas en la debilidad, y esperanza en la desesperación. Sin importar la situación, no tiremos la toalla, no perdamos la fe, sacúdete de los temores, agarrémonos de la fe, confía en El Señor que El aún es el que calma las tormentas y nos libra de toda aflicción. Solamente pongamos nuestra confianza en Él y busquemos su presencia a diario.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario