Aprovechando bien el tiempo
No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo , la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
1 Juan 2:15-17 NVI-S
La vida realmente va pasando tan rápida delante de nuestros propios ojos que muchas veces nos damos cuenta que se va como un soplo, diez, veinte, treinta años vuelan como si nada. Es por eso que debemos aprovecharlo adecuadamente, y la clave para hacer buen uso de él es fijarnos en dónde tenemos el corazón, qué es lo que amamos y cuáles son nuestras preferencias. Procuremos tener nuestra mirada en las cosas de arriba, en El Señor, puesto que El no se va como un soplo, y procuremos en no afanarnos tanto por las vanidades pasajeras de este mundo, como las pasiones desenfrenadas, el deseo incontrolable de querer tenerlo todo o la arrogancia, porque nada de esto será de provecho y siempre hemos visto que su fruto no es nada provechoso. Esmerémonos en lo que realmente vale la pena.
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